Lagrimales
Patologías de las vías lagrimales
La afección del sistema lagrimal comprende desde la producción de las lágrimas y del mecanismo de lubricación del ojo hasta su drenaje. El sistema lagrimal incluye las glándulas en las que se producen y las vías de drenaje de las mismas. La principal patología derivada de los lagrimales es su obstrucción.
La película lagrimal es una fina capa lubricante que nutre y protege la superficie del ojo. Es una película fluida que se compone de tres capas. Una acuosa producida por la glándula lagrimal, una oleosa, producida por las glándulas de meibomio del párpado y una mucinosa, producida por las células caliciformes de la superficie del ojo. Las lágrimas cubren la superficie ocular y drenan hacia el canto interno, luego son recogidas por los puntos lagrimales. Desde los puntos lagrimales las lágrimas son conducidas hasta el saco lagrimal por los canalículos lagrimales. Una vez en el saco lagrimal drenan hasta la nariz a través del conducto nasolagrimal.
El lagrimeo es uno de los más frecuentes y molestos síntomas que aquejan a muchos pacientes. El ojo lloroso consiste en un lagrimeo que se produce principalmente cuando el conducto que drena las lágrimas hacia la nariz no funciona correctamente. Esta obstrucción lagrimal provoca que las lágrimas se acumulen en la superficie del ojo y se desborden, cayendo hacia la mejilla. Cuando el lagrimeo es copioso y rebasa la capacidad del sistema de drenaje se produce epífora. En ocasiones, el ojo lloroso se acompaña de signos de infección como conjuntivitis de repetición, secreción frecuente en el ojo y pestañas e incluso con dacriocistitis.
El ojo seco por otro lado es causa frecuente de irritación, dolor, visión borrosa y paradójicamente de lagrimeo excesivo. Las tres principales causas de lagrimeo son: la obstrucción del drenaje lagrimal, el ojo seco y la insuficiencia de la oclusión de los párpados.
Síntomas
El síntoma principal es la epífora o lagrimeo excesivo, el cual no puede ser controlado. Esto puede ir acompañado de secreciones o legañas mayores de lo normal. Es habitual que el ojo aparezca enrojecido y si se infecta la zona, puede producirse una infección del saco lagrimal con aparición de pus. Esta afección puede ser el primer síntoma que nos indique que hay una obstrucción.

Tratamiento
Para realizar el tratamiento del lagrimeo, se deberán tratar primero los problemas de los párpados y pestañas: párpados incurvados hacia dentro (entropion) o hacia fuera (ectropion) o con laxitud excesiva, párpados caídos (ptosis palpebral), deformidades, dificultad de cierre o de parpadeo, pestañas con dirección anómala (triquiasis), etc.
Si existe una patología de la vía lagrimal que justifica el lagrimeo, el tratamiento dependerá del lugar de la obstrucción. Casi siempre se deberá realizar un tratamiento quirúrgico que se practicará mediante anestesia local y en régimen ambulatorio. Las técnicas utilizadas son las siguientes:
- Se realizará una puntoplastia cuando los puntos lagrimales están cerrados o son muy estrechos y no permiten la entrada de la lágrima en el circuito. Consiste en realizar unos pequeños cortes en los puntos lagrimales que ampliarán el orificio por el que la lágrima entra en los canalículos. También cabe la posibilidad de utilizar unos tapones lagrimales perforados que mantienen el punto abierto a través de los mismos.
- Cuando la obstrucción es más baja, a nivel del saco lagrimal o en el conducto nasolagrimal, se deberá recurrir a la intervención llamada dacriocistorrinostomía:
– El abordaje clásico para esta intervención es el externo, es decir, desde la piel, por lo que se denomina dacriocistorrinostomía externa. Consiste en unir el saco lagrimal con la mucosa que recubre el interior de la nariz, creando así una nueva vía de drenaje de la lágrima.
– En los últimos años se ha innovado en este campo, apareciendo las técnicas mínimamente invasivas, en las que se puede realizar la cirugía desde la nariz (dacriocistorrinostomía endonasal). El trabajo se realiza desde la nariz con unas pinzas muy finas y mediante control visual endoscópico. Se deja también un tubito de silicona. La recuperación es mucho más rápida, el riesgo de sangrado es mucho menor y no existe cicatriz en la piel al no haber herida exterior ni puntos de sutura.
– La técnica más novedosa para el tratamiento de las obstrucciones lagrimales bajas se realiza mediante láser desde dentro de la vía lagrimal (dacriocistorrinostomía transcanalicular con láser). Se introduce una fibra láser (láser diodo) a través del punto lagrimal, se conduce por el canalículo hasta el interior del saco lagrimal y desde allí, y con control visual endoscópico, se realizan disparos, creando así una comunicación a través de la cual podrá de nuevo circular la lágrima. Se colocará igualmente un tubito de silicona. De este modo se reduce todavía más el traumatismo quirúrgico.
- En los casos en que las técnicas convencionales fracasan o la obstrucción no es susceptible de ser tratada mediante ellas, se recurre a la implantación de un tubito de vidrio que une la parte interna del lago lagrimal o carúncula con la nariz, creando así una comunicación directa para el drenaje de la lágrima (lacorrinostomía con tubo de Jones). Este tubito quedará ahí de forma permanente pero está oculto y no se puede ver desde el exterior.
- Cuando el conducto lagrimal se encuentra estrechado pero no completamente cerrado, el tratamiento consiste en colocar un tubito de silicona desde los puntos lagrimales hasta la fosa nasal, recorriendo toda la vía lagrimal (dacriointubación cerrada o dic).
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